jueves, 21 de octubre de 2010

Biodiversidad y cambio climático

Uno de los objetivos de la COP10 es impulsar la cooperación entre las 3 convenciones de Rio (Cambio Climático, Desertificación y Biodiversidad). Es hoy una evidencia que el cambio climático está provocando un impacto tremendo sobre la biodiversidad, y que la pérdida de biodiversidad está acelerando el cambio climático a escala global.

En la COP 10 y ya desde COPs anteriores y grupos de trabajo técnico y científico, se está resaltando esta necesaria coordinación, y en concreto entre las acciones para mitigar y adaptar al cambio climático y las acciones para frenar la pérdida de biodiversidad. Está en debate, por ejemplo, el mecanismo REDD+, el uso o no de técnicas experimentales de “geoingeniería”, o la aprobación de mecanismos de financiación conjunta para los dos problemas ambientales (iniciativa LifeWeb).

El Grupo de Trabajo que analizó el borrador de Decisión de la COP sobre Biodiversidad y Cambio Climático prolongó sus deliberaciones por más de 4 horas en dos sesiones (mañana y tarde), alargándose más de lo previsto ante el alto número de palabras solicitadas. En referencia a la cooperación entre las Convenciones de Río, hubo tres posturas. Por un lado, algunos países como China defienden mantener la separación de competencias y el mandato de cada una de las convenciones, oponiéndose a un programa de trabajo conjunto y recordando el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas. Por otro lado, un grupo de países del Sur (entre ellos México y el grupo africano) hicieron un llamado al CBD para iniciar un programa de trabajo conjunto con las otras dos convenciones. El tercer bloque, con países del bloque llamado “megadiverso” (Brasil, Papúa nueva Guinea, entre otros) propusieron que el acuerdo fuera una sugerencia a que las Partes (los gobiernos) consideren la necesidad de llevar a cabo actividades conjuntas y un programa de trabajo común.

En referencia al mecanismo REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación forestal), un grupo de países con Canadá, Suiza, India, México y los del ALBA (Alternativa bolivariana para las Américas: Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba) apoyaron el texto sobre la ampliación de los beneficios para las comunidades indígenas y locales de reducir las emisiones derivadas de la deforestación, al tiempo que se garantice el papel de la conservación y gestión sostenible de los bosques. Otros países pidieron además que el CBD a vigilar los impactos sobre la biodiversidad de mecanismos como el REDD+. Es importante recordar que desde muchos colectivos indígenas de América principalmente se ve el REDD como un mecanismo de neocolonialismo por el cual se podría mercantilizar la naturaleza, estableciendo precios de compraventa de los bosques en base únicamente a su valor como “almacén” de CO2. La UE tuvo un papel marginal en la discusión.

Más información crítica sobre REDD+ AQUÍ. La información oficial sobre REDD AQUÍ.

Por otro lado, desde centros de investigación, organismos internacionales sin control democrático (como el Banco Mundial o el Fondo monetario Internacional) y algunos gobiernos, se pretende impulsar tecnologías denominadas de geoingeniería. La intención es aplicar medidas a gran escala para modificar el clima y de esta manera evitar el cambio climático. Se habla, por ejemplo, de lanzar partículas de aluminio a las capas altas de la atmósfera para incrementar el efecto espejo y reflejar así mayor proporción de energía solar, o de fertilizar los océanos artificialmente con hierro o nitrógeno para impulsar el crecimiento de algas o fitoplancton que capture el CO2 atmosférico. El tema ha sido trabajado ampliamente por la ONG ETC group, mostrando claramente los peligros extremos para la seguridad ambiental global de este tipo de experimentos.

En las negociaciones de Nagoya, un buen grupo de países (Filipinas, Costa Rica, Perú, el ALBA, el grupo Africano o Noruega) apoyaron explícitamente el texto que establecería una especie de moratoria sobre este tipo de actuaciones hasta que no exista una base científica suficiente. Brasil propuso limitar estas actividades a experimentos a pequeña escala. Pero cuando parecía que había consenso sobre el texto, Japón mostró su rechazo a la moratoria afirmando que la geoingeniería podría tener beneficios para la biodiversidad y para la lucha contra el cambio climático.

La presidencia del Grupo de Trabajo estableció dos subgrupos para avanzar en estas cuestiones. Uno para trabajar sobre el tema de la geoingeniería y otro para avanzar sobre REDD y el mecanismo de coordinación entre las Convenciones de Río.

En próximos días, se seguirá debatiendo sobre este asunto.

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